miércoles, 16 de enero de 2008

La defensa a ultranza de la Patria

Patria es el lugar en que se ha nacido o se ha llegado por adopción y a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos y culturales. El término en sí mismo no puede ser mas inocuo y hasta de sonoridad agradable. La manera en que se utiliza es lo que produce unas consecuencias no siempre beneficiosas.

Como español que ha vivido un gran número de años (demasiados) en una dictadura que utilizaba la palabra “Patria” como uno de sus símbolos de identidad; como un español que ve como la derecha mas rancia de España sigue utilizando la palabra “Patria” para dividir a los españoles; me produce un sobresalto cada vez que me encuentro con la palabra Patria. No puedo evitar el pensar en los momentos de mayor represión franquista en los que los que queríamos una sociedad libre eramos perseguidos y encarcelados por el simple hecho de reunirse con unos amigos para hablar de cómo resolver nuestras necesidades laborales o culturales.

La defensa a ultranza de la Patria casi siempre pretende resucitar los viejos demonios que todos llevamos dentro para defender nuestras señas de identidad. Como decía Elvira Lindo hace unas fechas en su columna del diario El País, el mas prestigioso de España, “hay una patria que está en el corazón compuesta de cosas íntimas como la calle en la que nacimos, la lluvia del pasado, los antiguos olores, las canciones de la infancia, las palabras que proporcionan seguridad y las te dieron miedo”. Algunos políticos que no tienen ideas ni programas en beneficio de los ciudadanos se esconden tras la exaltación de la patria. Confunden la patria cívica con la patria del corazón y obtienen una mezcla explosiva.

El jugar con estos sentimientos no para defender la identidad de los ciudadanos de una nación, no para aunar esfuerzos, no para avanzar en el bienestar colectivo sino para aglutinar contra otro grupo de personas que tienen la misma patria o contra los que la tienen distinta únicamente por ser distintos, suele tener resultados desastrosos para los amantes de la patria del corazón.

Ecuador ha resucitado la palabra patria alrededor de su Presidente. Cada vez que la veo escrita en las paredes o en los periódicos o proclamada en los mítines y en los medios públicos, me entra un miedo irracional y me pregunto si realmente estos políticos recuerdan que la utilización de la patria por mentes trastornadas llevaron a la Segunda Guerra mundial; o incluso, veinte años antes, la defensa a ultranza de las patrias partió la Segunda Internacional Socialista.

La defensa de los intereses sociales se puede hacer de muchas maneras sin tener que recurrir a los sentimientos mas irracionales. Si a dos personas que discuten sobre una cuestión en la que no están de acuerdo se les acaban los argumentos, si no saben como convencer al contrario, se recurre al insulto. Cuando un político no sabe como transmitir sus ideas y programas (o no tiene ni ideas ni programas) a sus votantes, a sus ciudadanos, entonces recurren a la defensa de la patria. ¿Qué necesidad hay de que los políticos nos defiendan la patria? Ésta es mas una labor de los militares. O ¿es que se quiere un régimen militar? Los sentimientos se tienen y son los que son, son nuestros y en ellos recogemos lo que forma nuestra patria. Los políticos tienen que hacer las cosas para que nos sintamos a gusto con nuestra patria, que no tengamos que ir a otras patrias para poder comer, para poder aprender, para poder encontrar la felicidad. Los políticos tienen que administrar bien los bienes de nuestra patria y garantizar el respeto entre las patrias de cada uno. Mas que miedo siento pavor cuando oigo la palabra patria en boca de los políticos.

Incluso me dio miedo cuando en su día escuchaba de una persona a la que tenía admiración, como era el Che Guevara, decir “Hasta la victoria final. Patria o muerte”. Yo no quería esa patria. Yo también he luchado por la solidaridad, por la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos pero una solidaridad sin fronteras en donde no se aparte a nadie porque sea indígena, porque tenga el color de la piel mas o menos oscura, porque no sepa leer o simplemente porque sea diferente. No quiero una patria de iguales, quiero una patria en la que se vea con respeto a los desiguales, en la que se colabore con los que no piensan como yo, en la que no se tenga que recurrir al insulto para imponer las ideas.

Señores políticos de Ecuador sean cuidadosos con la utilización de la patria. Es un material muy difícil de manejar y les puede explotar en las manos y, en ese caso, el principal afectado es el que lo llevaba en sus manos. El camino que separa la utilización por los políticos del concepto de Patria a un régimen dictatorial es muy corto. Pero no creo que Ecuador quiera un régimen dictatorial o por lo menos yo no se lo recomiendo desde la experiencia española.

No hay comentarios: